Hoy después de muchos meses salía por fín el sol en Puebla de la Sierra, pero en cambio mis ojos y mi alma llevan todo el día lloviendo.
En ti ha sido la primera persona que he pensado y mis pensamientos se han echo realidad. No sabía a quien gritar ni a donde ir, la casa se me ha quedado pequeña. Oí tu voz, llamándome marquesa.
Hemos vivido muy buenos momentos, e incluso hemos sobrevivido a la caida de un rayo. Te echaré de menos cuando mire la caseta, cuando me acuerde de los martillazos, de tantas cosas.
Gracias por cruzarte en mi camino y por haberte conocido.
Cuidate mi niño. No hagas mucha dieta
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